martes, 8 de noviembre de 2011

El corredor fluvial del Guadalquivir una carrera de obstáculos por Jaime Raynaud








Corría el año 2003 cuando se plantea formalmente por la Autoridad Portuaria de Sevilla la necesidad de aumentar el calado del canal de navegación del río Guadalquivir desde Sevilla hasta la desembocadura, actuación que toma cuerpo con la formulación de la Declaración de Impacto Ambiental.
Han transcurrido ocho años desde esa fecha y, en la actualidad, aún no es una realidad la ejecución del dragado de profundización, periodo todo él transcurrido con el conocido Gobierno socialista en la Junta de Andalucía y con la dupla Zapatero-Rubalcaba en el Gobierno de la Nación.
Será difícil obtener en los cauces administrativos una comparación similar de inacción e incapacidad, sustentadas en la burocracia y papeleo, adobado con una ingente carga de demagogia política.
Han sido en este tiempo numerosas las opiniones, informes emitidos y contrainformes vertidos por los distintos sectores implicados y las administraciones competentes o con intereses directos o indirectos, sobre el Guadalquivir, su tutela y su mantenimiento. Y está de actualidad el sonoro fracaso de las negociaciones entre las Administraciones socialistas, del Gobierno y de la Junta para dilucidar la titularidad del Guadalquivir ante el fallo del Tribunal Constitucional, un ridículo más del Gobierno de Griñán y de Chaves, éste como ministro «incompetente».
Paralelamente a la tramitación de la autorización del dragado, se lleva a a cabo la construcción de una nueva esclusa, aguas abajo de la anterior, que permita la llegada de buques de mayor calado, eslora y manga, que ha supuesto una inversión superior a los ciento cincuenta millones de euros.
Ante esta situación, me pregunto: ¿esa inversión se va a quedar huérfana del dragado y los esfuerzos de toda índole que se han hecho no van a verse completados con tan necesaria actuación del dragado?
Durante el largo periodo de tramitación, el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino encargó a una comisión científica la elaboración de un informe que evaluara las afecciones que pudiera sufrir el dragado del río Guadalquivir. El citado informe se presentó en noviembre de 2010.
Del citado dictamen se han adherido a sus consideraciones el Consejo de Doñana y la Consejería de Medio Ambiente por boca del consejero, en la sede del Parlamento de Andalucía, el pasado 7 de septiembre. Veamos los aspectos más significativos del dictamen:
1. El dragado de profundización no es recomendable en la situación actual.
2. En una situación diferente del estudio podría volver a evaluarse la posibilidad de un dragado de profundización en el estuario.
3. La situación actual requiere la intervención rápida y coordinada de las Administraciones implicadas, para revertir la tendencia actual que lleva al colapso.
4. La comisión científica insta a las autoridades competentes –estatal, autonómica y local– para impulsar la creación de un ente que garantice la preservación, mantenimiento y gestión integral del estuario del río Guadalquivir.
Nos preguntamos lo siguiente: ¿desde noviembre de 2010 se ha hecho algo en la dirección que nos indicaba la comisión de expertos?
De lo único que tenemos noticia es de una reciente carta, con fecha 11 de octubre, de la ministra Rosa Aguilar, por medio de una Secretaría de Estado, a la Autoridad Portuaria, donde le comunica que habrá que adecuar el proyecto presentado por el Puerto a las conclusiones vinculantes del dictamen de los expertos.
Un año ha necesitado la responsable de Medio Ambiente para contestar y manifestarse oficialmente sobre el dictamen y los estudios presentados por la Autoridad Portuaria. Es más, ¿se puede permitir, Sevilla y Andalucía, en las circunstancias negativas de todo tipo –sociales, económicas y de empleo– que están atravesando ocho años para tratar de encontrar luz en este oscuro túnel en el que se ha convertido el dragado, con todas las garantías, del Guadalquivir?
La profundización del calado, es como hemos dicho: una acción complementaria e imprescindible para la rentabilidad funcional y económica de la esclusa, obras ambas vitales para el desarrollo y crecimiento del Puerto de Sevilla y de su Hinterland, de enorme radiación para Andalucía Occidental y parte de Extremadura.
El crecimiento del Puerto de Sevilla es directamente proporcional a la creación de empleo y a la generación de riqueza, así como la falta de calado es un inconveniente más para la viabilidad de los Astilleros de Sevilla, tan seriamente amenazados de muerte ante la inacción de la Junta de Andalucía. Paradójicamente, uno de los argumentos para la construcción de la nueva esclusa fue precisamente aumentar las expectativas de futuro de los Astilleros de Sevilla. Hay que añadir que también que un sector como el turístico es uno de los pocos que resiste a duras penas la crisis. Sería un gran beneficiado al permitir llegar al corazón de Sevilla cruceros turísticos de mayor manga, calado y eslora.
Cuando tenemos noticias de que en la Red Básica de Transporte Europeo, presentada por la Comisión al Consejo de Europa para su aprobación, se incluye un corredor fluvial como nodo estratégico y prioritario y que ese corredor fluvial es llamado corredor del Guadalquivir, nos preguntamos qué habrá visto Europa que no ven los responsables socialistas para ralentizar, cuando no paralizar, un proyecto, vital para Sevilla, Andalucía y también para Europa.

Jaime Raynaud
Portavoz de Obras Públicas del PP-A

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