El transporte público es el término aplicado al transporte
colectivo de pasajeros. A diferencia del transporte privado, los viajeros de
transporte público tienen que adaptarse a los horarios y a las rutas que
ofrezca el operador. Usualmente los viajeros comparten el medio de transporte y está disponible para el público en general. Incluye
diversos medios como autobuses,trolebuses, tranvías, trenes, ferrocarriles suburbanos o ferrys.1 En el transporte interregional
también coexiste el transporte aéreo y el tren de alta
velocidad.
La mayoría de los transportes públicos funcionan sobre tablas de
horarios, con los servicios más frecuentes organizados sobre tablas de
frecuencias. Algunos, como los taxis compartidos, organizan su horario según la
demanda. Otros servicios no se inician hasta que no se complete el vehículo. En
algunas zonas de baja demanda existen servicios de transporte público de puerta
a puerta, aunque lo normal es que el usuario no escoja ni la velocidad ni la
ruta.
El
transporte público urbano puede ser proporcionado por una o varias empresas
privadas o por consorcios de transporte público. Los servicios se mantienen
mediante cobro directo a los pasajeros. Normalmente son servicios regulados y
subvencionados por autoridades locales o nacionales. Existen en algunas
ciudades servicios completamente subvencionado, cuyo coste para el viajero es
gratuito.
Por
razones históricas y económicas, existen diferencias entre el transporte
público de unos países y otros. Mientras que las ciudades de zonas como Europa tienen numerosos y frecuentes
servicios que sirven a ciudades antiguas y densas, otras zonas como América
tienen redes de transporte mucho menos complejas.
El transporte público urbano permite el desplazamiento
de personas de un punto a otro en el área de una ciudad y es, por tanto, parte
esencial de las ciudades. Disminuye la contaminación, ya que se usan
menos automóviles para el transporte de personas, además de permitir el
desplazamiento de personas que, no tienen auto y necesitan recorrer largas
distancias. Tampoco debemos olvidar que hay personas que, teniendo auto, a
veces no lo usan por los atascos o las dificultades de estacionar y prefieren (al menos en algunas ocasiones) el
transporte público, que es visto como una externalidad positiva y por lo tanto podría ser subsidiadosu uso con fondos
públicos por disminuir la congestión de tráfico y la contaminación (menor cantidad de contaminantes por
pasajero transportado).
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