En Europa en general y en Andalucía
concretamente, por su importancia logística, los impactos negativos del
transporte están empezando a hacerse importantes, por lo que su gestión
adecuada se convierte en un aspecto clave para el desarrollo futuro del sector.
Entre los impactos ambientales más relevantes asociados al transporte, se
encuentran la generación de ruido, que puede ocasionar trastornos en la salud
de las personas y los animales, el consumo de agua, la generación de residuos
derivados del mantenimiento, los vertidos accidentales de sustancias peligrosas
y la fragmentación de ecosistemas por las infraestructuras lineales.
En la actualidad, el impacto con mayor protagonismo del
transporte lo constituye el consumo de combustibles fósiles y sus emisiones
contaminantes asociadas. Esto es debido por un lado, a que los combustibles
fósiles son recursos naturales limitados y relativamente caros y por otro a que
su combustión genera sustancias contaminantes que se emiten a la atmósfera.
Algunas de estas emisiones son gases que contribuyen al calentamiento global,
también conocido como Cambio Climático (causado por los llamados gases de
efecto invernadero, como el dióxido de carbono). Además, la combustión también
produce la emisión de otros contaminantes que afectan a la salud y el medio
ambiente. Asimismo, al tratarse Andalucía de una región con abundantes espacios
naturales, los impactos anteriores se agudizan en gran medida, al ser estos
espacios entornos más sensibles y de especial interés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario